Sucedió que el Sr. Salazar tenía una hija llamada “Rosa Victoria” a quien el amaba mucho, y por tal causa cuando se erigió la Parroquia, Le hizo poner el segundo nombre de aquella hija suya, la que hasta hace un poco tiempo moraba en Guayaquil. Con este nombre quedara siempre vivo en las edades venideras el de la hija de Sr. Salazar. Patrona del pueblo, el otro nombre de la mencionada señorita.
Al andar de los años le movieron al Sr. Salazar una cuestión muy reñida pusieron fuego a su casa cuando el dueño estaba ausente.
En vista de éste acontecimiento vendió su finca y no volvió más a la Victoria.